𝕹𝐴𝐻𝐿𝐴
﹋﹋﹋

Sᴇᴀ ғᴏᴀᴍ ᴡᴏᴍᴀɴ ᴏɴ ᴛʜᴇ sʜᴏʀᴇ
Yᴏᴜʀ ᴘʀᴀɪʀɪᴇ ɢʜᴏsᴛ, I'ᴍ ᴀ ᴄᴏᴛᴛᴀɢᴇ ᴡʜᴏʀᴇ
𓈗𝔖𝑖𝑟𝑒𝑛, 𝑎𝑙𝑠𝑜 𝑘𝑛𝑜𝑤𝑛 𝑎𝑠 𝑡𝘩𝑒 𝔖𝑒𝑎 𝔚𝑖𝑡𝑐𝘩


“Y entre las ruinas de sus palacios resonarán los ecos de los búhos, y cantarán las sirenas en aquellos lugares que fueron consagrados al deleite.”

Merfolk

Her origins

Her human era

The Sea Witch

Merfolk

Cuentan las leyendas que el nacimiento de las sirenas es tan diverso y arcaico como el propio universo. Monstruos, bestias, mujeres, doncellas, vírgenes, espíritus, almas, aves o peces. Hijas de grandes deidades o mujeres condenadas por otros hombres. Si en algo concuerdan todas las habladurías es en el peligro que ellas representan por su belleza y sus voces; tan cautivadoras como mortales.La más antigua de estas historias comienza siempre con Konoa, la gran diosa del mar, ofendiendo a la diosa del amor y de la belleza Cœureine al asegurar que ella, dado que contaba con el favor de la luna y la belleza de las perlas y los corales, superaba a la susodicha. Cœureine castigó a Konoa infundiéndole una pasión irrefrenable por un marinero que detestaba a la diosa del mar y le dedicaba toda su ira después de que no lo ayudase a salvar a su familia después de una inundación que hubo en su aldea. Aquí los relatos varían, unos afirmando que la diosa del mar se coló en los pensamientos del marinero e hizo que derramase su semilla a las aguas, quedando así ella embarazada de aquel encuentro; otras historias dicen que ella se personó frente a él y que juntos pasaron muchas noches de pasión en las que se amaron como verdaderos chiquillos, sin que él conociera el verdadero nombre de la mujer. Fuere como fuese, Cœureine acabó con el enamoramiento del pobre marinero, quien se suicidó, no sin antes herir a la diosa, al darse cuenta de que había estado enamorado de la diosa que permitió la catástrofe que se llevó a su mujer y a sus hijos, y Konoa, al verse desprovista de su amor, se dispuso a acabar con su propia vida lanzándose a las profundidades del mar. El resto de los dioses no lo permitieron y convirtieron a la diosa en una sirena para que more eternamente los mares y océanos para aleje los peligros que se ocultan en ellos y ayude a los navegantes.Después de milenios de conformar una nueva familia que dio lugar a las grandes sociedades marinas de sirenas y tritones, Konoa se disolvió en una con los océanos. Sin embargo, lleva a cabo una tarea esencial en el cuidado de los mares: Konoa acoge con una segunda oportunidad a todas aquellas muchachas que son injustamente lanzadas al mar, muertas o heridas, por hombres y marineros, convirtiéndolas en sirenas. A aquellas mujeres y jóvenes que suicidan en el mar como ella mismo quiso hacer les otorga alas para que vuelen lejos de sus preocupaciones y dolores. Ahí se conforman los dos mitos, las dos formas que las sirenas pueden presentar: medio cuerpo de pez o cabeza de mujer y cuerpo de ave.Ahora, recae en todos sus hijos e hijas la tarea de seguir velando por la seguridad de los mares, pero no es ninguna tarea sencilla. Los habitantes de las aguas y los humanos llevan años luchando entre ellos. Unos creen que pueden dar caza a las magníficas criaturas para poder usarlas a su propio beneficio, para vender sus pieles, escamas y colas o usarlas con fines mágicos o curativos. Otros, simplemente persiguen y pescan a las sirenas y tritones por pura maldad. Las sociedades marinas crecieron más y más reticentes al contacto con los humanos y por esa razón comenzaron a ser tan traicioneras, a seducir a los marineros con sus voces para estrellar sus barcos contra las rocas antes de que ellos pudieran hacerles daño y a hundir a todo aquellos que cayeran en sus aguas. Sólo unos pocos contaban con el perdón de las criaturas marinas y se lo habían ganado a pulso con trueques y actos de confianza.

Her origins

Nacida cerca de la Duna Lunar, un arrecife de corales blancos que se extiende varios cientos de millas, Nahla desarrolló unos atributos dignos de esas aguas cálidas. Piel nívea, cola de un color perlado iridiscente que varía a un tono anaranjado o azulado según la temperatura del agua, branquias en el cuello, las orejas apuntadas decoradas de escamas que se adentran también por su rostro. Lo único raro en ella es su cabello, de un pelirrojo tan vivo que contrasta con todas sus hermanas, rubias o peliplateadas. Habitaba las aguas del Abismo del Anhelo, conocido por ser un páramo donde más de un marinero desprevenido ha desaparecido y todos los que pasan por ahí anhelan salir con vida de ese lugar.Muchas de las sirenas y tritones pasan su juventud ahí, siendo para ellos un icono de valentía y de diversión. No todas las sociedades marinas aceptan ese comportamiento entre los peces más jóvenes, mas generalmente todos, y a su debido tiempo, suelen cansarse de coquetear con marineros, robar objetos extraños y hermosos, y asaltar barcos. Muchos de ellos descubren que no les divierte en absoluto la violencia y por ello se marchan en busca de tareas mucho más dignas e importantes.Pero ese nunca ha sido el caso de Nahla. Prepotente, orgullosa y presumida desde bien pequeña, la sirena siempre ha adorado la atención. Como siempre ha dicho: ¿por qué le habrá dado Konoa una hermosa voz y un buen par de pechos si no son para usarlos adecuadamente? Sus pasatiempos favoritos se basaba en, precisamente, hacer todo aquello que la mayoría de sus hermanos despreciaban. Cantar a altas horas de la noche para atraer incautos navíos, hacer que se estrellasen contra el peñón para salvar a sus marineros heróicamente y así poder jugar con ellos. Oh, adoraba jugar con esos pobres, sucios y ridículos hombrecillos. Perdía la noción del tiempo escuchando todos sus piropos y canciones, recibiendo regalos por parte de los que sobrevivían y dejando que tocasen y explorasen su cuerpo. Todo ello para acabar sus insignificantes vidas con un beso que los llevaría a las profundidades. Otras noches simplemente robaba a un hombre de la cubierta de algún navío atrayéndolo al mar y, al fin y al cabo, repitiendo todo ese ritual.Era tremendamente divertido hasta que se convirtió en su preciado propósito después de la masacre que casi acabó con las sirenas de las Dunas Lunares. Siempre habían existido las habladurías sobre las propiedades mágicas de los cuerpos de estas criaturas, cómo un poco de grasa de sirena podría hacer arder fuegos durante años, cómo sus escamas pulverizadas otorgaban propiedades rejuvenecedoras y curativas, cómo sus cabellos y cuerdas vocales eran los mejores tesoros de guerra. Empezó el gusto popular y mórbido de decorar las aldeas costeras, las vestimentas y los peinados con materiales del mar como conchas, caracolas, algunos dientes de los depredadores más grandes, huesos de ballena y las pieles y escamas de las sirenas y tritones. Y como todo lo que hacen los humanos, empezaron a atacar poco a poco a las criaturas que vivían sus vidas como mejor podían y mantenían vivos muchos ecosistemas marinos, hasta llegar a masacrar orgullosamente a grandes sociedades. De hecho, un espíritu competitivo comenzó a desarrollarse entre los hombres y marineros más osados, haciendo de las sirenas sus enemigas acérrimas y culpándolas a todas ellas de todos sus infortunios en el amor, en la familia y en la vida, en general. Por eso, no sólo las cazaban a método preventivo, sino que ir en busca de estas criaturas era un pasatiempo para poder después lucir sus trofeos ante toda la población.Muchos de los habitantes del mar huyeron a lugares más apartados donde la humanidad no podía corromper todo aquello que pisaba o tocaba, otros se encargaron de forjar relaciones entre la tierra y el mar para conseguir treguas y un quid pro quo que no siempre se respetaba. Sin embargo, cuando Nahla volvió a su hogar y se encontró a algunos de sus seres queridos masacrados, supo que tenían que pagar un precio por tal agravio.Avivada por sus sentimientos de venganza y de destrucción, siguió al barco que portaba a sus hermanas en sus redes hasta un pequeño pueblo costero. Ahí, mientras los navegantes celebraban su conquista, la sirena se encargó de fastidiar todos los barcos encallados, soltando sus amarres y creando pequeños boquetes a lo largo de los cascos para que el agua fuese entrando en ellos y fuera hundiéndolos poco a poco. La sirena salió del mar y arrasó con la aldea hasta no dejar ni a un alma con vida. Hombres, mujeres, niños… Todos ellos acabaron muertos, porque cuando una criatura de mar se imbuye de los poderes sagrados, nadie está a salvo.

Her human era

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The Sea Witch

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